De autónoma a empresaria
En este post te cuento las claves que necesitas saber para liderar de una vez tu negocio y no sentir que el negocio te está liderando a ti.
Hola querida amiga, hoy estoy aquí para contarte cómo pasé de ser autónoma a ser dueña de mi negocio.
Una de las cosas que más me impacta desde que trabajo con emprendedoras es que intentamos todo el rato crecer y ampliar nuestro negocio sin que nosotras cambiemos nuestro rol.
Asúmelo, si quieres prosperar, si quieres avanzar, tu rol no puede ser el mismo y tu mentalidad tampoco.
Yo sé que te va a costar creerte esto, porque si estás empezando pensarás “Alba, sí, estoy harta de que todo el mundo me diga lo mismo pero la realidad que yo vivo es otra”.
Lo entiendo, yo misma lo pensé cuando estaba como tu. La realidad, y tú ya sabes que a mi me gusta ser honesta, es que ahora, por mucho que yo te diga, te va a costar verlo y puede que te vengan pensamientos de “otra más diciéndome que cambie mi mentalidad para crecer” y mi invitación es que te quedes igualmente hasta el final de este post porque igual cambias de idea.
Una de las cosas que aprendemos en FARO, la mentoria grupal para emprendedoras, es que tú no eres tu negocio. Repito: tú no eres tu negocio.
Tu has gestado tu negocio, tu lo has imaginado, lo has ejecutado, lo has creado. Pero tú no eres tu negocio.
Cuando te grabas esto fuerte en tu cabeza, eres capaz de tomar decisiones objetivas que van a ser buenas para ti y para tu negocio.
Cuando empezamos, es inevitable sentir que nuestro emprendimiento es tan propio que si nosotras desaparecemos el negocio muere.
Te voy a contar cuándo me pasaba a mi esto.
La primera vez que tuve que contratar a una persona en mi equipo, me temblaban las piernas. Yo pensaba: “pf, si ella no es yo, cómo va a poder hablar del negocio como yo, cómo va a poder vender como yo.”
Pues pudo. Pudo y además lo hizo como si el negocio fuera suyo propio, y eso es súper bonito de ver porque sientes de verdad que si tu no estás presente 100%, el negocio continúa.
No sólo entender que tú no eres tu negocio te va a ayudar a tomar decisiones más objetivas, porque ya sabemos que en nuestras empresas, la objetividad es un poquito subjetiva siempre, pero bueno.
Imagínate que tu empresa va mal, que tienes tu excel de finanzas delante y ves que lo que haces ultimamente es mover dinero de un lado al otro, que ya lo has intentado todo y no ves salida posible. Si tu analizas tus datos con la mentalidad de “yo soy mi negocio”, seguramente te eternices en esta situación, vayas con el agua al cuello todo el rato y no tomes la decisión de bajar la persiana.
¿Por qué no tomas esa decisión? Seguramente porque si “yo soy mi negocio”, cerrar significaría arrancarme un brazo, decepcionar a la gente que ha apostado por mí (que no por mi negocio), etc, etc, etc.
Ahora bien, cuando tu negocio va bien, que es lo que nos interesa, que los negocios vayan bien, si tu estás en ese excel maravilloso y ves que vas prosperando pero sigues en tu mentalidad de “yo soy mi negocio” te va a costar mucho crecer porque llegará un momento en que seguirás tomando decisiones de escasez, que te traerán a la cabeza pensamientos como “si crezco mucho, no lo podré abarcar todo”, “si ahora ya me da para vivir, ya me está bien” o “voy a facturar X por este servicio que ya me está bien, si no puedo cobrar sueldo, pues no pasa nada”… ¿te suenan?
Lo que aprendemos en Faro y lo que te recomiendo a ti, que estás escuchándome ahora a pesar de que al principio pensaste en darle a pausa y huir, es a que te conviertas DUEÑA DE TU NEGOCIO (o CEO, que en inglés siempre mola más), y ser dueña de tu negocio implica poder hacer una vista de drone y tomar decisiones que van a venirle bien a tu negocio y a tu vida con información veraz.
Que tu mentalidad sea la de: mi negocio está creciendo y yo creciendo con él.
Quizás esto quiere decir, que en algún momento de tu negocio, tienes la solvencia para delegar, o no, pero has creado una forma de trabajar que te permite avanzar sin olvidarte a ti. Que seas la jefa operativa de tu empresa y que acciones lo que necesites accionar.
Un poco de práctica
Para que aprendas a ser dueña de tu negocio, te invito a que hagas una lista de aquellas tareas que sí o sí has de asumir como lider de tu empresa, por ejemplo, planificar de manera estratégica definiendo objetivos realistas con lo que quieres conseguir o mantener los números en orden para tomar decisiones coherentes.
Por otro lado, haz ahora una lista de todo aquello que te gustaría adquirir para mejorar, quizás sientes que necesitas mejorar la parte comunicativa o necesitas aprender a programar y planificar de manera estratégica.
Este puede ser un buen primer paso para que vayas avanzando de autónoma a empresaria y sí, habrá reticencias, el cuerpo es sabio y la mente rápida. Cuando empieces este camino te vendrán pensamientos como: “todo el mundo me dice que cambie el rol pero es que yo no puedo”, “yo no valgo para esto” o “ya claro, Alba me dice esto pero es que ella lo ha tenido más fácil que yo”. ¿Verdad?
Espero que esto último no lo hayas pensado, y si lo has hecho, ya te puedo asegurar que no lo he tenido nada fácil. Te recuerdo que abrí mi primer negocio físico 6 meses antes de una pandemia jaja.
Para ir terminando este post, te voy a recomendar 5 acciones para que, cuando estos pensamientos vengan a ti, que van a venir, recuerdes, es como tu botiquín.
Mis (y ahora tus) cinco acciones favoritas
Ser auténtica. Si eres tu en tu “enteridad” todo será coherente: tu mensaje, tu empresa, tus acciones.
Confía en ti. Has tomado decisiones muy buenas en tu vida, seguro. Piensa en una y que sea tu ancla para cuando dudes de ti.
Cambia tu mentalidad. Si un negocio va mal, se cierra y se intenta otro. No eres tu negocio, ¿recuerdas?
Valora lo que haces. Marca límites, pon precios con los que te sientas cómoda y aprende a decir no con amor y sin culpa.
Cuida y protege tu energía. Si tuvieras que llevar un vaso lleno de agua hasta arriba de un sitio a otro, derramarás algo de agua seguro ¿no? Sería más fácil que fuera medio vacío. Pues que tu vaso no llegue a rebosar querida.
Estas son las cinco claves que a mi me funcionan todos los días. Imprímelas a modo de mensaje, ten una carpetita en tu móvil o un grupo de whatsapp contigo misma donde sólo escribas estas claves (o las que a ti te vengan bien) para acudir a ellas cuando lo necesites.
Obviamente, yo puedo decirte esto ahora, después de 5 años de montar mi empresa y 6 desde que empecé a aprender a emprender, pero al principio, los dramas eran dramones como una catedral de grande.
Lo bueno de todo esto, es que si tu estás en ese drama ahora mismo, o todavía no lo has tenido, pero llegará, es que el primero es el peor y que tú cuentas con este audio para escucharlo tantas veces como lo necesites y no todo el mundo me tiene a mi en su oreja diciendoles que pueden con ello. Y sé que puedes, porque yo también pude, y no soy superwoman.
Sólo quiero decirte, antes de despedirme, que estás en el camino correcto. Es por aquí. Acumular fracasos para poder acumular aprendizajes es el camino emprendedor, es el camino de la vida, en realidad.
Así que, bienvenida al maravilloso mundo de las empresas.
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